Despunta el alma de un espectro,
En un brisa que mancha la silueta.
Emerge danzando con besos de fuego,
Las lenguas de una fogata musitando amor.
En las noches más frágiles, el coro
De las estrellas ilumina el corazón.
Más allá de los astros espirales,
Yace el eco eterno del silencio,
El pulcro emancipar de los eones,
Las ideas más frescas sin pensadores.
La puesta del sol en el alma del remador,
Es la hora de crear una canción sin alas,
Y es así que durante las noches friolentas,
El marinero perdido pero no naufragado,
Cantará su canción en un estado de halo.
Anda, preséntate al puente de los pensamientos,
Quizá el eco de las memorias del naufragio
Algún día arriben a tus euforias.
Todos los derechos reservados por Pablo Andres Wunderlich Padilla. Fotografía por…
Leave a Reply